martes, 23 de junio de 2009

Avión de salida


Yo simplemente me fui, persiguiéndome a mí, a mis ideas, y aunque con muchos sueños empecé a pisar suelo, empezó a faltar el dinero, el frió se fue acentuando y la soledad se acompañó con la chaqueta, me fui llorando y terminé cantando, si las cosas pasan por algo yo pasaré también por ellas. Me fui con la idea de escribir y a meses de mi despedida es cuando lo estoy haciendo, por aquello de las excusas, del tiempo, porque aquí en el Medio Oriente en pleno mes de enero a las 4 ya oscurece, porque la bohemia se vive de otra manera, porque aquí simplemente son otros temas.
Entre tantas religiones, costumbres, idiomas, el alma se me enreda, pero no deja de estar contenta, ante la aventura, ante el día a día y lo que él ofrece, el autobús, la señora con el velo que me mira mientras yo la miro a ella, esos ojos curiosos que no dejan de perseguirme e impactarme, esos verdes atrapados entre negras cejas, sin dejar de lado las sonrisas que se quedan mudas ante la incomprensión que no logra dar respuesta. La peor arma la critica, pero que hacemos sin ella.
Me vine y en esos días estalló la guerra y yo quería acercarme hacerme presente, ser testigo, por aquello del morbo seguido de la indignación, ¿qué puedo hacer? Me he preguntado entonces decidí cargar mi fusil y empecé a disparar palabras, mis pensamientos acumulados me exigieron sentarme aquí releerme y empezar, empezar a contar muertos, siento todo desde más de cerca con mis oídos puedo ver, con mis ojos tocar, ¿entender? Pero es que no hay nada que entender, sigo contando los muertos, sigo viendo como un misil va acabando con todo, pero sobre todo con todos, con aquellos que no contarán más su historia, con los niños que no crecerán, abandonando su cometa para no despegar jamás.
Para mí todo es muy simple vivimos en un mundo en el que la historia se resume en guerra, no hay mas que hablar, actuar sería una gran salida. Dejemos atrás las banderas, empecemos por nosotros mismos por el de al lado, por eliminar las fronteras, por abrir caminos, pero sobre todo pienso que debemos abrirnos nosotros a las diferencias, a los contrastes, a los distintos pensamientos, si sólo dejáramos de juzgar y de creer que mientras mas parecidos, mejores seremos, la globalización no es la solución.
En este mundo aún plural en el que nos falta mucho por descubrir, hablo por mí, me parece todo más interesante y sin sentido, por eso estoy aquí contagiada por el virus del descubrimiento sin ningún interés colonizador, haciendo de espectadora pero a la vez un minúsculo personaje dentro de esta historia.
¿Qué cuando acaba? Cuando se acabe el petróleo, cuando todos alabemos al mismo Dios, o cuando nos acabemos todos, los unos a los otros. Pero mientras queden manos, bocas y ojos las historias se seguirán escribiendo, hasta el punto que ellas mismas se contarán solas.

2 comentarios:

empitri dijo...

Ana, me encanta tu blog, escribes demasiado fino! Tocas con tus palabras lo más bello y terrible de la humanidad

Ana Julia Escalante dijo...

bienvenida!!!!!